Con algunas idas y venidas, llevo algo más de 20 años dando clase y, ni en un millón de años, se me hubiese ocurrido el gran reto profesional que viviría la comunidad docente este año 2020. Ha sido como si este año formara parte de una novela o película distópica escrita por Aldous Huxley o dirigida por Ridley Scott.
El confinamiento me pilló comenzando a dar un programa formativo de Inglés A2. Literalmente, un día me despedí de mi alumnado hasta el día siguiente y aún no los he vuelto a ver en persona. Al principio, todo fue una gran incertidumbre, cómo transformar una formación que estaba concebida para impartirse en el aula en una formación cien por cien online. Es el reto al que todos los docentes, no solo de España, sino a nivel global, nos hemos enfrentado en los últimos meses. En esta reflexión no quiero hablar de la brecha digital que hemos experimentado en mayor o menor medida, eso queda para otro debate. Sí quiero resaltar el gran desafío que ha supuesto dicha transformación, y la gran oportunidad que se está abriendo a otras formas de enseñanza.
He de confesar que nunca me ha gustado la enseñanza a distancia u online, siempre he pensado que ningún curso no presencial puede sustituir a la persona que te explica y te resuelve las dudas en persona y en el momento en el que surgen. ¿Cómo practicar speaking o hacer un role play cuando no tienes a las personas en un mismo espacio? Pero, si algo puedo sacar de positivo este año, es precisamente reconocer que estaba equivocada y que sí se puede. Eso sí, todo depende también de la predisposición y la, llamemos, química o empatía que se establezca entre enseñante y alumnado.
El reto para mí ha sido salir de mi zona de confort y experimentar diferentes formas de enseñanza del idioma. He descubierto que las clases por videoconferencia funcionan si se dan los requisitos anteriormente nombrados (predisposición y empatía), además de los medios digitales, por supuesto. Una pantalla nunca sustituirá al aula, pero eso no quiere decir que no sea efectiva. Tenemos las plataformas de formación como la nuestra, Atlas Formación, en las que se pueden subir los contenidos del curso que estás impartiendo, así como tareas, cuestionarios, vídeos, enlaces, audios para realizar listenings, y un largo etcétera. También plataformas para la realización de videoconferencias con pizarras digitales en las que escribir, la herramienta de compartir pantalla para que el alumnado vea los apuntes que has preparado al mismo tiempo que les explicamos el tema, es decir, muchas posibilidades a nuestro alcance.
En estos meses ha aprendido a usar programas de captura de pantalla que utilizo para explicar las lecciones a mi alumnado y en breve espero poder grabarme ante la cámara para que la experiencia sea lo más cercana posible. Hace unos meses, una alumna del curso de Inglés A2 donde empezó todo me dijo: “Sagri, yo me pongo tus vídeos y tomo apuntes como si estuviese en clase, y lo bueno es que los puedo poner una y otra vez.” Esta misma alumna se presentó, junto a otras compañeras, al examen A2 Key de Cambridge y lo superó con éxito. Creo firmemente que la manera de afrontar las dificultades es asumir nuevos retos y experimentar otras formas de, en nuestro caso, enseñanza y, sobre todo, mantener el contacto con el alumnado. En un párrafo anterior planteé la cuestión de cómo practicar speaking o un role playing en la distancia, pues bien, en estos meses he practicado speaking con las personas a las que he dado clase usando diferentes métodos, dependiendo del acceso a internet que tenían, y eso incluyó llamadas telefónicas; a fin de cuentas, lo importante es comunicarse y la voz, la pronunciación y la entonación son la clave en este ejercicio. Justo esta tarde tendré un role playing por videoconferencia con mi alumnado actual en el que haremos un simulacro de una entrevista de trabajo. Hace unos años yo misma realicé una entrevista de trabajo por esta vía y salió muy bien, así que estoy segura de que esta actividad también va a salir de maravilla.
No sabemos cuándo volverá la formación cien por cien presencial a nuestras vidas debido a la incertidumbre que supone la pandemia, pero de lo que estoy segura es de que la formación online o mixta ha venido para quedarse y para plantearnos nuevos desafíos en las formas de enseñanza. Solo hace falta poner todas las ganas y herramientas a nuestro alcance y el resto viene rodado.
Sagri Hernández
Docente de inglés